Erika Chávez
sábado, 4 de agosto de 2012
Papalote, besos y licuados.
Con
sus manos frías tocó, con su mente brillante la cambió. Con su boca dulce
convenció, con su seria voz manipuló. Con un “Te amo” la enamoró, con un “Por
siempre” se adueñó. Con mentiras envolvió. Con su adiós destrozó.
Papá.
En mi infierno no había fuego, habían puños. En
mi libro no habían palabras, sólo sentimientos. Mis lágrimas no tenían agua,
tenían aire, en mi árbol no habían hojas, sólo ramas. No quería hacerme daño
porque en realidad no quería nada de mi, no pensaba en mi dolor porque el de
él, era más grande. No había un dulce olor familiar, sólo había olor a alcohol,
con el cual algún día debí incendiar tantas promesas de falso amor. No hay odio
en mi corazón, sólo una despedida que no pasó, no hay sangre que nos una para
siempre, no hay ni un poco de rencor, hay maldiciones y signos de interrogación,
hay un te amo que nunca se ganó. No hay una hija y un padre, para ese tipo de villanos no existe prisión.
Ya no hay una niña que lloraba por dolor, sólo hay un deseo de otorgarle el
perdón. Y no deseo su regreso, tampoco un abrazo, deseo saber de él pero no de
su fracaso. Siempre estarás presente y aunque estés lejos te deseo suerte, no te avergüences de ser un padre ausente.
El toro rojo.
El
toro rojo quiere encontrar unas manos que la hagan vibrar. Su mente no cree en
mis palabras, sus labios se mueren de ganas. Pobre toro confundido, entre dudas
y locuras se ha perdido. El toro salvaje no cree en el amor, tan pocos años,
tan poco pudor. Con ojos profundos te dice que no, argumentos absurdos,
fotografías y alcohol. El toro rojo es diferente, tiene alma, un alma demente.
COBARDE...
Tan joven, tan mentiroso. Insinúa deseos y
promete amor. Buscando almas solitarias para hechizar, saca todo lo que puede y
cuando no hay nada comienza a volar. Tan cobarde, sin moral pensando que nadie
lo merece, llora lágrimas sin sal. Un títere, un encanto, se devora tu dignidad. Fácil te enamora y así fácil se va. Y no
pienses en olvidar su nombre, él no te dejará. Te compra flores y las hace
marchitar. Con el sol escapa con el viento viene, siempre busca un lugar seguro
pues a la soledad le teme. Siempre con el mismo cuento, ganando a las mujeres
fingiendo sufrimiento. Tan rápido, tan invisible. Entra a tu casa cuando nunca
le abriste, es un abrigo cuando tienes frío es el alcohol de tu maldito vicio.
Tan amigo, tan fuerte, te da protección, te sientes valiente, no tiene corazón.
Acostado en el sillón con la nueva victima olvida que mueres, que te lastima. Intenta ser bueno pero no le
funciona ahora quiere amar pero su pasado no perdona.
sábado, 21 de abril de 2012
En contra de nadie.
Ella siempre estaba ahí, deteniéndome, pisándome, impidiéndome seguir con mi vida. Era mi sangre ¿Cómo podría verme tan acabada y aun así no hacer absolutamente nada para ayudarme? Éramos una misma, mis lágrimas eran sus lágrimas, mi dolor le dolía, mi silencio la ensordecía.
—Necesito alejarme de ti, me estas matando. Estás acabando
con mi paz, con mi felicidad, con mi esperanza, estás acabando conmigo.
Mientras mis labios pronunciaban esas sentidas palabras, me
di cuenta de que llevaba toda mi vida hablando con ella, sin verla a los ojos.
No sabía como era su cara, ni su pelo, no podía ver la forma de su barbilla, ni
si era alta y delgada. No tenía la menor idea de con quien había estado
durmiendo desde el día en que nací hasta esa noche que decidí alejarme de su
egoísmo y su amargura para siempre.
—Regresarás
—No lo haré, estoy harta de ti
—Regresarás, siempre lo haces
—¿Sabes por qué?
— Porque te gusta ser
miserable.
Y así me vi despidiéndome de ella.
Despidiéndome de mi misma.
jueves, 19 de enero de 2012
"Doble moral" VI
MIGRAÑA.
Desperté y Victoria estaba maquillándose. Me vió y sonrió. Yo estaba
confundida, por lo que había pasado la noche anterior ¿Cogí con ella o sólo nos
dormimos en la misma cama?
-“Ni los buenos días me das Georgie, ni que hubiéramos dormido juntas
ja, ja, ja.” Esas fueron las palabras de Vicky cuando vió que estaba despierta
viendo el techo, tratando de aclarar en mi mente que había sucedido la noche
anterior.
Nos acostamos y empezamos a hablar de lo que había pasado. Le pregunté
si habíamos tenido algo la noche anterior y empezó a contarme exactamente lo
que pasó. Cuando nos fuimos al cuarto teníamos frío y estábamos muertas, así
que nos metimos a tomar un baño caliente. Salimos del baño y nos acostamos a
dormir en la misma cama, porque Andrea no estaba y no quería dormir sola en la
litera, yo estaba acostada de lado y Victoria me abrazó, metió su mano en mi
tanga y yo le contesté: No jodas Vicky ya hay que dormirnos. Me dijo que de
verdad quería estar conmigo la noche pasada, pero que yo no quise y fue así que
decepcionada se acostó viendo hacia el otro lado hasta que se quedó dormida. Al
escuchar sus palabras me tranquilicé, no quería tener una aventura con
probablemente la única amiga que iba a encontrar en el trabajo. Se empezó a
reír, se recostó y yo me acosté en su abdomen. Ella me empezó a contar de el
vestido de stripper mas ridículo que había visto en su vida, no terminó de
contarme la historia porque justo en ese momento, alguien nos interrumpió.
Escuchamos un ruido en el baño, como si un animal estuviera atrapado y
herido. Era como el llanto de un perro atropellado que daba miedo y aturdía. Nos asustamos pero fuimos corriendo hacia el baño, abrimos la puerta y vimos
algo mas triste que cualquier animal herido.
Era Andrea, tan delgada como siempre y tan desnuda como la noche
anterior, pero con algo lamentablemente diferente, la piel golpeada y el alma
destruida.
Estaba bañándose. Su rubio y mojado cabello le cubría la mitad de la
espalda, tenía una expresión de dolor en su cara, no dejaba de llorar. Su
mejilla derecha estaba raspada y su abdomen tenía golpes marcados que dejaban
ver moretones casi negros.
Nos vió entrar y no se pudo contener mas, salió de la regadera y se
dejó caer al piso amarillo y brilloso del baño. No dejaba de llorar, pero no
era un llanto de tristeza, era un llanto de rabia, de dolor, de odio.
Lloró por una media hora. Para cuando se tranquilizó, su cuerpo desnudo
estaba casi seco y el agua la había enfriado. La metimos a bañar con agua
caliente, salió, le dimos ropa, toallas y la sentamos en la cama con mucho
cuidado, ya que tenía el abdomen prácticamente desbaratado y el dolor no la
dejaba moverse mucho. Vicky empezó a cepillar su largo y rubio cabello con
mucho cuidado y pregunté lo que alguien tenía que preguntar en algún momento:
¿Qué pasó? Victoria me vió con miedo y Andrea empezó a llorar de nuevo. Se
tranquilizó al cabo de quince minutos y empezó a contarnos lo que había pasado.
La noche anterior, en la que Victoria y yo nos fuimos al cuarto, ella
se quedó teniendo relaciones con un hombre llamado Alan. Cuando terminaron,
ella se vistió y él la aventó a la piscina. Los dos estaban muy ebrios y fue
por eso que Andrea no se lo tomó a broma. Se salió de la piscina rápidamente y
le dio una bofetada. Los que quedaban despiertos que pudieron ver esa escena
empezaron a burlarse de él. Alan, molesto, la volvió a empujar a la alberca y
le dijo que nunca volviera a tocarlo con sus manos de puta barata. Andrea le
contestó que él era tan patético y poco hombre que tenía que pagar por sexo,
que ella podía ser puta, pero era inteligente y podía conseguir al hombre que
quisiera, no como él, que había olvidado lo que era conquistar una mujer. Todos
empezaron a burlarse de nuevo de Alan y el la agarró a bofetadas, se la llevo
al jardín trasero y empezó a patearla, la desnudo y la violó analmente para
comprobarle, según él, lo hombre que era. Gritó y lloró toda la noche pero
nadie fue a ayudarla.
Al final se la llevó arrastrando a los cuartos, le dijo que se fuera a
dormir, que al día siguiente estaría el desayuno preparado y que tratara de
descansar. Le dió una toalla, un beso y se fue.
Toda esta pesadilla estaba ocurriendo media hora antes de que nosotras
despertáramos. Si tan sólo hubiéramos escuchado sus gritos, si nos hubiéramos
despertado treinta minutos antes, hubiéramos podido ayudarle.
Cuando Andrea terminó de contar la historia, Victoria tenía las
mejillas con rímel escurrido y las lágrimas no dejaban de salir de sus ojos.
“Es mi culpa, lo siento tanto mi vida, de verdad lo siento”, decía
Vicky acariciando la barbilla de Andrea. Ella le contestó: “No es tú culpa, yo
sé lo que hago y acepto las consecuencias, deja de preocuparte, no eres mi
madre.” –Pero si soy tu hermana y te metí en esto Andrea. Perdón.
No podía creerlo; Victoria y Andrea eran hermanas. No se qué me parecía
más imposible, si lo diferentes que eran físicamente: Victoria era alta, con
curvas, ojos cafés y tapatíos y Andrea rubia, chaparra, anoréxica y con ojos
azules. O que Victoria haya metido a su hermana menor en ésto. Estaba confundida
y el ambiente era tan tenso, que decidí salirme del cuarto para que hablaran. No
quería ir al jardín por miedo de encontrarme a Alan y que me fuera hacer lo
mismo que le hiso a Andrea la noche anterior, así que me quedé sentada enfrente
de la puerta de madera que dejaba escuchar hasta el más mínimo sonido que se presentaba
en ese cuarto. Escuché a Andrea llorando y suplicándole a Victoria que no lo hiciera. Yo no
entendía que estaba pasando, que quería Andrea que no hiciera Victoria.
"Doble moral" V
-¿Linda, eres tú?
Escuché gritar cuando cobraba mi sueldo en la caja de la barra del bar. Era
ella, mi amiga bella y desaparecida, mi maestra de baile…
¡Victoria! Grité
entusiasmada. Ella corrió a abrazarme como si fuéramos amigas que se conocen de
toda la vida y llevaban años sin verse. Me dió una nalgada por segunda vez y me
dijo que me veía muy diferente, a lo que aclaró: “Pero un buen diferente”
Ella llevaba puesto un
mini short de mezclilla, unas botas negras y un suéter que dejaba ver el
tatuaje extraño que tenía en el abdomen. Sólo ella podía verse tan puta y tan
bien a la vez.
Me preguntó mis
planes para esa noche. Le contesté que no haría nada, con una mirada de confusión y me
dijo que ella ya se iba a una “Fiesta” a un lugar que estaba a tres horas de
ahí. Me dijo que manejaría su amiga Andrea. Que era una fiesta de puros hombres y
que les iban a pagar tres mil pesos a cada una por ir a bailar y se podían
quedar a dormir en la casa de invitados, con todo el alcohol y alimentos
gratis. Podían usar la piscina y la única condición es que bailaran una hora y
festejaran con ellos toda la noche. Por supuesto me invitó y yo hice lo que
cualquier mujer en mi posición hubiera hecho. Aceptar. O bueno, lo que cualquier mujer
EBRIA en mi posición habría hecho.
Le dije que no tenía
ropa o trajes de baño, que tendría que ir a mi hotel y me dijo que no, que
tenían prisa, que ella traía ropa de más y que me prestaba lo que quisiera. Fue
así que me subí a la camioneta de Andrea, una mujer delgada, casi anoréxica,
rubia y con sonrisa diabólica.
Andrea tenía su maleta en el asiento de
copiloto por alguna estúpida razón, así que Vicky se fue conmigo en la parte
trasera. Yo sólo quería dormir. Me esperaba una noche y un día de irónicamente,
cosas inesperadas, pero Victoria, era una fiesta con senos y realmente me pegaba
su buen humor. Eran las tres de la mañana y nosotras estábamos en carretera
tomando vodka con jugo de piña, cantando canciones de una estación de música
romántica. Andrea hacía bromas cada dos minutos sobre absolutamente todo y por
primera vez en mucho tiempo, me sentí feliz, libre y despreocupada. Cómo me
hubiera gustado que Tili estuviera ahí. Ella era la persona con la que hacía
ese tipo de estupideces y sentía que le era infiel de alguna forma a nuestra
amistad al estar embriagándome sin ella ahí.
No sé cuanto tiempo
pasó o en que momento pero Vic y yo nos quedamos dormidas. Alguien empezó a
tirar de mi cabello y a tocar mi cuello, eran unas manos heladas y extremadamente
huesudas. Claro, eran las manos de Andrea. Ya habíamos llegado.
Cuando bajamos de la
camioneta no lo podíamos creer: Era una casa blanca hermosa, con una pared de
cristal, con kilómetros de bosque a su alrededor, una piscina iluminada y unos
veinte hombres jóvenes esperando adentro. Nos recibieron dos hombres guapos y
educados y nos llevaron a un cuarto con dos literas y una cama matrimonial. Nos
dijeron que ése era nuestro cuarto y que saliéramos cuando estuviéramos listas. Andrea escogió la cama de arriba de la litera, yo escogí la matrimonial y
Victoria la de debajo de Andrea. Empezamos a arreglarnos, fumábamos, nos
reíamos escuchábamos el ipod de Victoria que habíamos conectado a unas bocinas
del cuarto y armábamos nuestro propio desmadre, hasta que dieron las siete y
decidimos salir.
Los hombres empezaron
a gritar y a emocionarse como niños de preparatoria. En realidad no habían feos
y eso me tranquilizaba, Vic se metió a la alberca con dos hombres y empezó a
bailarles ahí. Andrea se subió a una mesa y empezó a desnudarse enfrente de
unos doce hombres. Yo no sabía que hacer, estaba completamente helada, hasta
que Victoria se acercó a mi y me preguntó: ¿Qué quieres hacer? Le contesté que
me daba igual y me dijo: “Pues tienes que hacer algo, para eso nos pagan. Mira, ya sé, hay que hacer un espectáculo para estos pobres diablos, así no vas a estar
sola” Yo sólo decía que si pero no entendía de que hablaba. Me aventó a la
piscina y todos empezaron a aplaudir. Cinco hombres se quedaron viendo a Andrea
y todos los demás estaban con Vic y conmigo. En la piscina había un especie de
plataforma para tomar el sol, te acostabas ahí y el agua apenas tapaba una
parte de tus senos. Victoria y yo nos subimos ahí y empezamos a bailar, todos
nos veían y gritaban obscenidades pero de alguna forma era divertido para mi. No me sentía ofendida ni obligada. De haber estado en el mismo lugar, borracha,
con mis amigas, hubiera sido lo mismo pero sin cobrar.
Vic me puso de
espaldas y pego su cuerpo en el mío. Empezó a besar mi cuello y yo no entendía
que hacía. Discretamente le pregunté y me dijo que era parte del espectáculo, que no fuera una santa. Me quitó la parte de arriba del bikini y luego ella se
la quitó. Nosotras seguíamos bailando al ritmo de la extraña música de estos
hombres y fue cuando me besó. Fue algo extraño porque no la conocía, ya había
besado mujeres antes e incluso me había preguntado si era bisexual, pero nunca
había sido así, con tanto calor en el cuerpo, con tantas ganas de besar, tal vez
era el alcohol, tal vez era su belleza y su seguridad, tal vez me gustaban las
mujeres, tal vez… Sólo me gustaba ella.
La mañana siguió y
nosotras cada vez perdimos mas el pudor, nos besamos entre Victoria, Andrea y
yo. Estábamos completamente desnudas, nadábamos por la alberca seguíamos
tomando sin parar, dejábamos que los hombres nos tocaran de vez en cuando,
bailábamos con ellos, los besábamos, les quitábamos la ropa y así siguió toda
la mañana hasta que el cuerpo no pudo más. Más de la mitad de los hombres
estaban dormidos en el jardín o en los camastro. Andrea estaba cogiendo con
uno en la alberca y los demás fumaban y jugaban cartas, Victoria y yo fuimos al
cuarto “A dormir” y decidimos tomar un baño caliente antes de acostarnos. Estábamos tan ebrias que no podíamos ni ajustar el agua para que no quemara. Nos bañamos juntas y al terminar me preguntó que si podía dormir en mi cama,
después de eso sólo recuerdo lo que pasó la mañana siguiente.
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