sábado, 4 de agosto de 2012
Papalote, besos y licuados.
Con
sus manos frías tocó, con su mente brillante la cambió. Con su boca dulce
convenció, con su seria voz manipuló. Con un “Te amo” la enamoró, con un “Por
siempre” se adueñó. Con mentiras envolvió. Con su adiós destrozó.
Papá.
En mi infierno no había fuego, habían puños. En
mi libro no habían palabras, sólo sentimientos. Mis lágrimas no tenían agua,
tenían aire, en mi árbol no habían hojas, sólo ramas. No quería hacerme daño
porque en realidad no quería nada de mi, no pensaba en mi dolor porque el de
él, era más grande. No había un dulce olor familiar, sólo había olor a alcohol,
con el cual algún día debí incendiar tantas promesas de falso amor. No hay odio
en mi corazón, sólo una despedida que no pasó, no hay sangre que nos una para
siempre, no hay ni un poco de rencor, hay maldiciones y signos de interrogación,
hay un te amo que nunca se ganó. No hay una hija y un padre, para ese tipo de villanos no existe prisión.
Ya no hay una niña que lloraba por dolor, sólo hay un deseo de otorgarle el
perdón. Y no deseo su regreso, tampoco un abrazo, deseo saber de él pero no de
su fracaso. Siempre estarás presente y aunque estés lejos te deseo suerte, no te avergüences de ser un padre ausente.
El toro rojo.
El
toro rojo quiere encontrar unas manos que la hagan vibrar. Su mente no cree en
mis palabras, sus labios se mueren de ganas. Pobre toro confundido, entre dudas
y locuras se ha perdido. El toro salvaje no cree en el amor, tan pocos años,
tan poco pudor. Con ojos profundos te dice que no, argumentos absurdos,
fotografías y alcohol. El toro rojo es diferente, tiene alma, un alma demente.
COBARDE...
Tan joven, tan mentiroso. Insinúa deseos y
promete amor. Buscando almas solitarias para hechizar, saca todo lo que puede y
cuando no hay nada comienza a volar. Tan cobarde, sin moral pensando que nadie
lo merece, llora lágrimas sin sal. Un títere, un encanto, se devora tu dignidad. Fácil te enamora y así fácil se va. Y no
pienses en olvidar su nombre, él no te dejará. Te compra flores y las hace
marchitar. Con el sol escapa con el viento viene, siempre busca un lugar seguro
pues a la soledad le teme. Siempre con el mismo cuento, ganando a las mujeres
fingiendo sufrimiento. Tan rápido, tan invisible. Entra a tu casa cuando nunca
le abriste, es un abrigo cuando tienes frío es el alcohol de tu maldito vicio.
Tan amigo, tan fuerte, te da protección, te sientes valiente, no tiene corazón.
Acostado en el sillón con la nueva victima olvida que mueres, que te lastima. Intenta ser bueno pero no le
funciona ahora quiere amar pero su pasado no perdona.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)